Hola, lectores y lectoras, antes de empezar, quisiera agradecer a las diferentes personas que han visitado mi blog, a pesar de su poca o nula actividad reciente, he recibido visitas de países como Venezuela, República Dominicana, Argentina, Perú, Estados Unidos y España, y eso puede parecer algo simple para blogger’s con mayor audiencia, pero a mí no deja de darme una cierta alegría, y me motiva a continuar desde ahora con más regularidad.
Existe algo a nivel mundial conocido como «La Historia Oficial», ya saben, aquella que glorifica de una manera exagerada a ciertos personajes, mientras hacía ver a sus contrapartes como seres deformes y llenos de odio, mucho de eso nos fue enseñado en la escuela y cargamos con ello toda nuestra vida, independientemente de que país seas.
En el caso de México, eso fue lo que los estudiantes recibieron durante décadas debido a la funcionalidad que esto tenía para el régimen político de partido único, mismo que se declaraba el heredero de todas las causas justas de nuestra independencia y nuestra revolución (sobre todo de ésta última), entregando a los niños, libros de texto con contenido frío que no incitaba la reflexión y las dudas, sino que establecía personajes planos, sin rasgos de debilidad o siquiera de humanidad, problemática que ha sido denunciada desde diferentes tribunas por el autor del libro que aquí nos ocupa.
Desde los años cuarenta, sectores conservadores de la intelectualidad, trataron de contrarrestar esta visión que favorecía de manera desmedida a la causa liberal, sin embargo, repitieron el modelo de lo que supuestamente buscaban eliminar, los liberales dejan de ser los «buenos» para ser villanos, Miguel Hidalgo pasa a ser un loco, Benito Juárez un cruel dictador, y los revolucionarios en general unos desarrapados que debieron quedarse donde estaban en vez de luchar por sus derechos.
Lamentablemente la sociedad queda atrapada en estos dos discursos, siendo el último en estas fechas el de mayor popularidad, actualmente historiadores y escritores como Enrique Krauze, Francisco Martín Moreno, y Catón (Mencionado repetidas veces en este libro con discrepancias ácidas que con sinceridad lograron hacer que su servidor sonriera) enaltecen a figuras como Maximiliano (Segundo emperador de nuestro país) y a Porfirio Díaz de una manera distorsionada y sumamente parcial.
La Gloria Y El Ensueño Que Forjó Una Patria, es un libro que el país necesitaba, rescatar a los personajes liberales del olvido es básico para entender qué sucede con nuestros gobernantes y sobre todo, qué sucede con nosotros mismos, dotado de un lenguaje accesible, Paco Ignacio Taibo II, nos revela la parte humana de la historia, como lo hizo con Francisco Villa en su biografía y con personajes internacionales como Tony Guiteras y Ernesto Guevara.
Temas cruciales como los tratados McLane-Ocampo, la gestión de Santa Anna como presidente, la actitud servil del clero ante la invasión estadounidense de 1846, el intervencionismo francés en los asuntos nacionales, etc. Son explicados y presentados de una forma sencilla y que puede atrapar la atención de cualquier público.
Para terminar, una mención especial al planteamiento del escritor sobre Santos Degollado, una figura muy importante de la Revolución de Ayutla y la Guerra de Reforma, es magistral la visión que se da de él en las páginas que recorre el lector, recomiendo prestarle mucha atención.
Esto ha sido todo, dejo en la parte de abajo una conferencia del propio escritor sobre su obra, por favor, externa tu opinión, amenaza o comentario, y si te gusta mi contenido, sígueme también en Twitter, mismo que puedes encontrar en la parte superior del blog o buscarme como @mascararoja211.
Se despide, Máscara Roja.
Conferencia Sobre PATRIA.
Twitter de Paco Ignacio Taibo II.